COMO DINERO
“I see a billion dollars in your eyes,
Even if we’re strangers till we die…”
- Galantis
Amor mío, tú eres como dinero,
centelleos de oro vivo en tu mirar umbrío y
fiero,
en tus cabellos de reflejos áureos, en tu semblante
sincero,
en tu andar desenfadado de paso certero.
Como dinero,
con tu sonrisa que conquista sin esfuerzo, zalamero,
con tus juegos de lobo remolón y tu talante
de acero,
como dinero, dan ganas de robarte entero.
Y relumbras tanto que todos te querrían agarrar,
Bien en ocios o en negocios, para ellos qué
más da;
a ese brillo que desprendes todos lo querrían
en sus vidas,
te comprarían cual billete ganador en una
lotería.
Ah, pero que no se engañen… tú no eres como
el fácil dinero,
sino como aquel que se trabaja duro y que se
vence con esmero.
Diamante que descansa oculto en lo más
profundo de las rocas,
con patitas felinas atrapas la mano que para
alcanzarte te toca.
Ah, pero que no se mientan… tú no vienes de
regalo.
No eres papel de deuda pintado, sino oro puro
y declarado,
calor dorado del sol que ha anidado en las
entrañas de la tierra,
eres reto y encantamiento que tu corazón de arcón
encierra.
Y yo aquí lucho por ganarte, busco
encontrarte,
como una aventurera en una gesta de las de
antes,
que implican resolver acertijos y vencer a
los enemigos,
y también el riesgo de no salir con vida de
los escondrijos
en los que me meto en la fortaleza de tus
designios
tan solo con mi magia; y a veces, ya sin
pociones,
me quedo a las puertas con tan solo mis
oraciones,
pudiendo nada más que soñar con el corazón
que escondes.
Ah, todos te quieren, todos te quieren, mi
tesoro…
Y yo me convierto en el dragón que custodia
de todo peligro
cada uno de tus cabellos de oscuros reflejos
de oro…
Amor mío, tú eres como riqueza,
la que se gana con arrojo, con heridas y con destreza,
pureza celada, enigma arcano al que enfrentarse
con entereza
sin pararte a pensar en si eres capaz de tal
proeza.
Como riqueza,
la que se vence en justa batalla contra la
sediciosa pereza,
derrotándola con virtud ejecutada con
sangrante crudeza
y el sacrificio de la carne al altar de la alta
nobleza.
Y mi alma te anhela tanto que ya no puedo ni
respirar,
enzarzada en sueños contigo imposibles de
alcanzar
si no puedo acariciar la luz que tu piel
brillante sepulta,
envuelta en esa celosa oscuridad ancestral
que la oculta.
Y mis ojos te buscan tanto que ya no puedo ni
vivir,
oteando sobre los muros de oro que no sé cómo
derruir
y que no me dejan sentir lo que pasa
realmente en tu interior…
el oro real de tu valor de atávica penumbra y
cristalino esplendor.
Ah, todos te codician, todos te codician, mi amor…
Y yo me convierto en alas que se agitan para
arrancarte del suelo
hacia cielos nuevos de acrisolado e
inmaterial fulgor…
Versión audiovisual:
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