Poema en prosa: Cuando hablé con mi amigo, por María Concepción Pomar Rosselló

El pasado día 22 de octubre se festejó un evento organizado por Zenitart y la revista ENKI Mallorca para celebrar la reciente publicación del número 20, en cuyas páginas se inaugura una sección escrita por Carlos Quintana, pintor y director de Zenitart. Muchas celebridades de la isla colaboradoras con ENKI, entre ellas Nati Expósito, acudieron a la galería para disfrutar de un vino español y escuchar a la poetisa y rapsoda Alicia Jane Prado Serdinski, quien recitó unos poemas y textos líricos de Rafael Alberti y de cosecha propia. De forma espontánea durante el evento también recitó unos poemas de su propia autoría un joven de mucho talento y dominio de la lengua de nombre artístico "El Nota". 

Se puede encontrar toda la información relacionada con el evento en la página oficial de Facebook de Enki.
El director de la revista, José García Peñalver, me pidió un texto a mí también para aportar en nombre de ENKI Mallorca a la jornada de recitación, relacionado con el sentimiento productivo y gozoso del acto creativo. Con su permiso expreso comparto aquí el poema en prosa con toques de rima asonante libre que escribí, cumpliendo con esa temática, especialmente para ese evento. 

Como siempre, dedicado a Dan, gracias al que todo lo que es bueno y elevado en mí se hace posible. 

"Cuando hablé con mi amigo" 



Cuando hablé con mi amigo, me pidió que le explicara el porqué de tantas noches sin dormir, de la zozobra secuestrando las horas lentas y breves del día, de los intervalos de silencio, como si me encontrara en otro tiempo, y en otro lugar, sin yo saberlo. 


Cuando hablé con mi amigo, me pidió que le contara qué era eso tan importante que yo le encontraba al tacto humectante y frío de la tierra amasada; a la cohesión tersa y creciente de la escayola blanca y caliente; a la astilla precisa e intuida, arrancada de la fragante madera labrada y pulida; a la roca cincelada hasta llegar a descubrir la piel bruñida; a las curvas del metal forjado a partir del mineral elemental, en la doma firme y amorosa de su natural inhóspito y cortante hasta alcanzar la forma pura, dócil y radiante. Y a los mares de pintura. A los mares de pintura en los que él me ha visto, día tras día, perderme, encontrarme, deshacerme y naufragar.  

Esto fue lo que me preguntó mi amigo, pues no lo entendía. Y esto fue lo que le contesté:


«Amigo, al igual que en el instante en que el amor te posee y dejas de pertenecerte a ti mismo para fundirte con él, yo me encuentro siendo de nuevo creado desde cero, en manos de una pasión que templa a fuego la curvatura de mis huesos, talla mi carne raptada, entinta la levedad de mis contornos e irisa el color de mi mirada. 


»Amigo, el gozo que se esconde en la esencia del pigmento sobre la piel entregada y desprotegida del lienzo es excelso veneno, es aliento que me posee con la fuerza de un deleitoso tormento, es la ineludible dádiva de un dios creador y primigenio, obsequioso y severo, que se descubre en mí a través de cielos ajenos, calibrados en la materia que mi piel toca con la visión enigmática de un ensueño. 


»Amigo, no te extrañes, no te turbes. Está todo bien, está todo perfecto. No te angusties si ves que me desvive mi creación, si esta me remueve el alma y me seduce su canción, purgándome hasta los cimientos, despertándome cada día que pasa, a cada nueva salida del sol, a un flamante y renovado nacimiento. Esto es lo que me enseña a amar, me llena de vida y me da aliento.


»Amigo, mi creación es un misterio, un enigma, un acertijo. Es el camino del saber hacia el que incansable me dirijo, el destino metafísico que me exijo. Es el hálito inaprensible que mueve las alas de mi alma, las reviste de desazón y las recubre de profunda calma, descubriéndome el placer creciente de la embriagadora satisfacción, mas negada, ah, tan cruelmente… hasta el momento esperado, tan luchado, de la final consecución. Es la apremiante imposición a la finalización de la gran obra, cual pecado anhelado que te quema y que te ahoga, y que solo admite absolución cuando ya has logrado llevarla a cabo, con un placer despiadado del que uno nunca se recobra.


»Amigo, mi obra es matemática, es ley física, es duermevela y ascensión. Es darse cuenta de que todo teorema lleva a la misma resolución. Es unión, es jugar con el mensaje ilusorio de la percepción. Es la penetración del olor, el estremecimiento al tacto, la armoniosa melodía y su cacofónico quebranto. Es la forma trigonométrica y la flor y hoja de acanto. Es la visión humana de lo divino y la expresión elevada del espanto. Es el desenfreno gozoso y completo de la vida antes de que llegue el día, amigo mío, en que la muerte se nos lleve finalmente a ambos.


»Amigo, no te extrañes, no te turbes. Está todo bien, está todo perfecto. Amigo mío, entre la marea vibrante de las letras yo también te encuentro. Amigo mío, yo vivo para esto».

 En el n.º 23 de la revista ENKI Mallorca este texto en prosa rimada fue publicado con unas cuantas modificaciones, aquí una captura de pantalla de la página (de visión borrosa para respetar los derechos de autor, a petición de la dirección de la revista).




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